Cambio

El único cambio real: estar donde estás

Todos hablamos de cambiar. Prometemos cambios, lanzamos deseos, visualizamos futuros distintos. Y muchas veces, esperamos —con cierta ilusión o frustración— que los demás cambien también. Pero el único cambio auténtico, el más profundo y duradero, solo ocurre cuando somos capaces de estar completamente presentes en donde estamos.

Porque todo lo que puedo hacer, transformar o sentir solo puede suceder aquí y ahora. Ni ayer, ni mañana. Ni siquiera un segundo más allá de este instante.

Una vez, alguien me respondió a la pregunta: “¿Me echas de menos?” con algo que me dejó pensando:

Yo estoy donde estoy. Todo lo que se me mueve, sucede en el lugar y con la persona con la que estoy en ese momento.”

Por supuesto, tengo mi propia interpretación de esa frase, con sus luces y sus juicios. Pero también reconozco que encierra una verdad poderosa: la importancia de la presencia y del desapego emocional.

Porque, al final, no es solo lo que decimos, ni siquiera lo que queremos aparentar o proyectar con palabras. La clave está en desde dónde lo decimos. ¿Desde qué emoción, desde qué energía? Esa es la verdadera intención. Y eso es lo que el otro percibe.

Ese “desde dónde” es la llave.
La verdadera herramienta de cambio no es la acción frenética ni la expectativa, sino la presencia lúcida.
No hay nada que hacer para cambiar. Solo estar.

Hoy no me enfoco tanto en la meta.
Hoy me entrego al punto de partida.
Y mientras tanto…
sigo observándome.



Este tipo de reflexiones me acompañan desde hace años. Hoy, en mi nuevo camino como profesional de la comunicación, sigo creyendo en el poder de la presencia y en comunicar desde un “desde dónde” auténtico. Porque solo así la palabra tiene alma, y el contenido… conexión.

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