Todo empieza cuando en un momento determinado de mi vida, me pregunté si entendía realmente qué significa YO y me di cuenta que no. Que no entendía la amplitud y profundidad de YO. Que me quedaba en la superficie de la palabra. Lo que me llevaba a tener una percepción errónea de quién soy; adoptando una falsa interpretación de mi identidad. Me definía como YO SOY tal o cuál, esto o lo otro. Albert Einstein denominó esa falsa interpretación como una "ilusión óptica de la consciencia". Y a partir de esa ilusión a la que llamaba YO, basaba las demás interpretaciones. Por lo que la realidad que vivía pasaba a ser un mero reflejo de mi ilusión, alejándome de la VERDAD y dejando de ser objetiva, claro. Miraba al mundo y vivía según creía que era, y todas mis experiencias las convertía en interpretaciones.
Me identificaba con mis pensamientos, mis acciones, con lo que decía, con los objetos que me rodean... Es decir, creía YO SOY lo que pienso, lo que digo, lo que hago, lo que tengo, aunque no de forma consciente... Y claro... ¿Cómo cambiarlo? ¡Imposible perdería mi propia identidad! De algún modo dejaría de existir. Mi miedo a perder "mi falsa identidad" provocaba que me defendiera ante cualquier cosa que contradijera mis creencias, manteniéndome firme en el insostenible, YO tengo razón, y en el YO SOY ASÍ.
Esto, me anclaba en una zona que conocía muy bien, en una zona de confort... Vivía en el "más vale malo conocido que bueno por conocer". Sin darme cuenta mis miedos me dominaban y me imposibilitaban ante cualquier forma de cambio. No los reconocía y mucho menos los tenía en cuenta, y éstos saboteaban mi vida. Así que mi mirada seguía apuntando hacia afuera para encontrarme, para sentirme bien, viviendo el antiguo orden HACER-TENER-SER. Buscando qué hacer para tener más, creyendo que si más tengo mejor soy, y apoyando el absurdo tanto tengo tanto valgo. Me buscaba fuera de mi. Y es que el cambio para encontrar la VERDAD es tan sutil y tan simple que en aquellos momentos se me escapaba de las manos.
De repente mi vida que era tan cómoda y tan segura para mi, se tornó en incertidumbre. Viví cambios muy bruscos en todos los ámbitos de mi vida; laboral, relación de pareja, vivienda, amigos... Empecé a darme cuenta de que todo lo que creía de mi, ya no era. De pronto no encajaba. Me empecé a sentír completamente perdida, completamente desubicada, sin dirección. Y ésto, que en principio parecía tan malo o mejor dicho que juzgaba como algo horrible, me aportó la clave que necesitaba; una nueva dirección en la mirada, solo era eso. Dejar de buscarme ahí fuera y mirar hacia adentro.
Al fin lo comprendí, YO no soy esto o lo otro. Sin embargo, no significa que así me manifieste, y además, no tiene nada de malo ni de bueno.
Esta comprensión se fue expandiendo hacia TODO. Sí, TODO ES, que yo lo juzgue o etiquete como bueno o malo, no le quita ni dota de sentido de SER.
Ahora comparto mis experiencias en este espacio al que te invito a participar y que apoya la VERDAD, así como a través de Seminarios y Talleres dedicados a uno mismo, que imparto actualmente en Barcelona.