¿Cómo actuar desde el SER, si el SER no anhela, solo mi ego y el anhelo y la ilusión es la que me impulsa a la acción? La respuesta es simple, deja que la vida suceda.
Este es mi observarme de hoy. Yo llevo un tiempo inmersa en la observación de todo lo que sucede en mi interior, y no siempre logro mantener distancia entre lo que pienso y soy. Es decir en momentos me identifico con mis pensamientos y mis sentimientos y desde ahí interfiero a que la vida simplemente suceda.
Ayer escribí: "Yo no soy mi proyección sino quién proyecta. Dejar que ocurra incluso el deseo, mi deseo, hacer, la acción, es dejar que la vida suceda. Porque la vida también es acción, aunque la acción sea parte temporal, es natural... Pensar, sentir, desear, soñar e incluso la reacción, es natural. En lugar de luchar, de controlar, dejar que suceda. La diferencia es dónde me sitúo". Pero me di cuenta que aquí tampoco estaba en quién soy: No soy quién proyecta, sino quién observa.
¡Vaya! a veces estando en contacto con mi interior emergen unas ideas increíbles. Pero yo no soy ni siquiera esta idea que planteo. Soy quién observa la idea. Parece enrevesado, pero es sencillo, muy sencillo. Nuestro cuerpo-mente ya por sí mismo responde a informaciones que como siempre nos llegan desde lo que vemos y no vemos. Es cierto que a nuestro cuerpo-mente le afectan: la educación, la experiencia (memoria), la genética, y otros factores desconocidos.
Pero por sí mismo nuestro cuerpo-mente ya responde. Confiar en que así es, me libera de la presión del control. Confianza. Confiar en que todo en mi funciona correctamente, que todo está bien, es lo que me permite que la vida suceda. Y dejar que la vida suceda me acciona, me impulsa.
Mi mente a veces me dice: que si solo soy consciencia, me vuelvo inactiva. Porque la consciencia no anhela, no tiene ilusión. Pero esto es otra idea de mi mente, solo eso. Es cierto que la consciencia solo observa, pero no impide a mi parte animal accionarse, ni tampoco la impulsa, solo ve.
Ahora acabo de coger un libro confiando que encontraría un mensaje para mí, a veces lo hago, y lo más sorprendente es que así ha sido. Lo abrí y lo primero que leí fue: “Eso que dice, mi mente es demasiado fuerte, es la propia mente. Una ilusión reforzada por la creencia.” Mooji (El latido de lo absoluto). ¡Exacto! Hasta cuando creemos que la mente es quién nos controla no es más que un pensamiento de la mente consolidado como creencia.
Importante dar espacio a mi cuerpo-mente. ¿Cómo? Solo observándo. Aquí no lo invado, le doy espacio para manifestarse libremente y yo solo escucho. Y de forma consciente una vez recibido su mensaje, entonces decido.
Esto me ayuda a desprenderme incluso de la expectativa, de cómo tendría que ser algo concreto. A ver lo explico más claro, cuando tengo un objetivo, que no es más que un pensamiento de mi mente convertido en deseo, es decir mi ego quiere algo, y me identifico con el deseo, dejo en manos del resultado la responsabilidad de mi ser. ¿Cómo? Jejejeje ¡¡Más claro por favor!!!. Sí, porque me identifico con mi pensamiento y mis sentimientos, por tanto según lo que me haga sentir el resultado obtenido, eso soy. Soy la misma frustración o dicha, da igual. Pero estos sentimientos son temporales, son inestables, y me vuelvo inestable. Si el resultado lo juzgo como bueno, me siento bien, pero si el resultado no es el que deseaba, ¡vaya! me siento mal. El inconveniente no es sentirse bien o mal, el inconveniente es asumir que soy lo que estoy sintiendo. Así que solo es cuestión de buscar la posición para no hacerme el mismo inconveniente. Y de nuevo esto que comparto no es más que una idea, la consciencia solo la observa.
La sencillez es coger lo que uno necesita. Esta parte animal necesita acción. Mi cuerpo está hecho para la acción, si no tendría raíces y sería una planta, un vegetal. Por eso solo es cuestión de posición. Mi mente piensa y juzga y está bien. ¿Pero dónde estoy? ¿Quién soy? Solo mediante la observación de lo que sucede, la importancia de lo que vivo, ya no supone un peso, de repente soy libre.
Mi mente y mi cuerpo funcionan perfectamente si les doy espacio, y el espacio solo se les puede dar cuando no te identificas con estos, cuando mantienes distancia. Así permites que tu mente se manifieste. Lo mismo con tu cuerpo, él ya responde. Permitir, solo, permitir.
Como esto que he escrito mi mente lo juzga como muy lioso, poco esclarecedor. Voy a respirar unos minutos en silencio para sintetizar lo que mi mente me quiere comunicar, y en el silencio emerge la claridad. Así que… respiro…
Ahora voy escribir:
Mi cuerpo tiene necesidades: respirar, comer… necesidades fisiológicas. Él me habla, solo tengo que escuchar. Mis tripas crujen, me piden alimento. Mi mente también necesita; pensar, desear, soñar, proyectar… Ambos son perfectos y ambos colaboran entre sí. Cuando mis tripas crujen mi mente me dice; tengo hambre. ¡¡Maravilloso!! Mi mente me dice; me gustaría escribir, y mi cuerpo le acompaña, mis manos se posicionan sobre el teclado y ambos crean frases, párrafos. ¡¡Genial!! Cuando le doy espacio a mi cuerpo-mente fluyo. Así permito que simplemente la vida suceda. ¡Simplemente fantástico!
Muchas veces nuestra educación ha grabado en la mente y en nuestras células la creencia de que desear es malo. El deseo es el impulso hacia a la acción, la necesidad también lo es. Mi parte animal necesita y desea y es maravilloso que así sea, porque esto es estar vivo también.
A través de lo que creemos creamos, eso es así. Así que creo que soy consciencia, aunque solo sea una creencia, porque me posiciona en la distancia que necesita mi cuerpo-mente para actuar permitiendo que la vida simplemente suceda.

Un mensaje que me llegó desde el silencio: VI-DA. ¡Gau!
VI; (observar, ver, consciencia)
DA; (ofrecer, entrega, permiso) ¡¡Genial!!
Y ahora voy a preparar algo para comer, escuché el mensaje de mi cuerpo-mente.
...Y mientras, me sigo observando...
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