¿Para fluir en la vida nos interfiere la memoria? Pasado, presente y futuro...

Pasado, presente y futuro: presencia e ilusión, observación y acción. Hoy un nuevo compartir desde lo que observo en mí, muy interesante sin duda la información que está dentro de mí, de ti, a la que todos tenemos acceso y la que nos revela cómo fluir en la vida. ¡¡¡HOY ME SIENTO...!!
El otro día escribí que quizás para confiar, para amar, en definitiva para poder adaptarnos a las nuevas situaciones de la vida, vivir el presente de forma plena, quizá la memoria nos influya negativamente. Porque el recuerdo nos impide sorprendernos como niños, nos crea nuevas expectativas filtrando informaciones del pasado y esto nos repercute directamente sobre nuestra visión del presente y el futuro. Y que quizá esto nos puede llevar a la desilusión, al miedo, y podemos dejar de vivir experiencias, y relacionarnos con nuevas personas por prejuicios, por ejemplo. Es decir que para poder vivir sin expectativas, limpios, inocentes como niños sería mejor no tener memoria. También escribí que el conocimiento, que no es más que acumulación de aprendizajes, es decir memorias, impide la actuación de nuestra intuición. En definitiva que nuestra memoria (conocimientos) nos hace más complejo fluir en la vida. Ahora lo explico más claro. Cuánto más sé, más posibilidades se abren y más difícil me es tomar decisiones en mi vida. Puesto que si solo conozco dos caminos, elegiré entre uno de los dos mucho más fácil que si se me abren cien caminos ¿Cuál tomar? Aquí la mente empieza a barajar pros y contras, y duda, lo que hace una interferencia impidiendo la actuación de nuestra intuición, que no es más que una respuesta inconsciente ante informaciones que recibimos desde lo que vemos y no vemos. Cuando intentamos controlar es precisamente cuando perdemos el control. Por otro lado si en mi pasado sufrí un desengaño, por ejemplo, puede ser que me influya negativamente sobre una experiencia totalmente nueva, que por prejuicios quizá no la viva y la convierta en algo negativo. Pero como todo, siempre es relativo. Este es mi observarme de hoy.
Nuestro cerebro es una herramienta que está a nuestro favor, no en contra, aunque a veces así lo pueda juzgar. Él solo hace lo mejor para mí, para ti. Hoy ha cambiado mi pensamiento porque al observándome me he dado cuenta que la mente no es controladora, sino que soy YO quién intenta controlar la mente y aquí está el error.
La confianza en que nuestro cerebro actúa consecuentemente a nuestro favor es lo que me ayuda a fluir en la vida y lo que ofrece a mi cerebro la posibilidad de "hacer bien su función". Es como darle espacio para que se manifieste libremente.
La memoria, es la que me ayuda a proyectarme en un futuro. Sí, como lo lees, este es mi darme cuenta de hoy. Lo que quiero decir, es que sin pasado no existe un futuro para nosotros. Pasado y futuro solo es una ilusión mental, no significa que no lo hayamos vivido o que no vayamos a vivir un mañana, pero ambos son proyecciones del pensamiento, por tanto sin memoria del pasado, no existe el futuro. Si tu cerebro no guarda memorias pasadas, no puede proyectar hacia el futuro, por tanto seríamos vegetales.
Hablamos constantemente de vivir el presente de forma consciente, de meditación, de presencia. Y se puede llegar a malinterpretar lo que significa. Hay que tener en cuenta que somos animales que necesitamos la acción y la acción es a partir de nuestra proyección del pensamiento hacia un futuro. Por tanto, no subestimo mi mente y sus tretas para mi superviviencia.
¿Qué significa Observación? Observación no es más que la contemplación, objetiva, de todo lo que sucede en nuestro interior. Es decir, observación de las memorias pasadas, y de las ilusiones futuras, todo ello en presencia, en el presente. Observación es la conexión de tiempos pasados y futuros en el presente. Ahora lo explicaré más claro.
El otro día hablaba con una amiga sobre cómo entrenar la mente para olvidar situaciones pasadas, para poder vivir plenamente el presente. Quizá sea posible hacerlo, pero no necesario, porque nuestra mente ya se encarga por sí misma de hacer lo mejor para nosotros, siempre y cuando no interfiramos controlando. Confiar en qué así es, me proporciona bienestar, no esfuerzo. Esto me lleva al siguiente punto, la aceptación.
¿En qué me ayuda la aceptación? La aceptación de todo: mis memorias, mis pensamientos, mis sentimientos, independientemente de cómo los juzgue, si buenos o malos, es lo que me proporciona salud a todos los niveles: bienestar, tranquilidad y en definitiva me alinea con la necesidad inherente de AMAR, que cómo escribí el otro día es incluso más antigua que nosotros mismos. Porque aceptar es la que me conduce a fluir confiando. No recreándome en el sufrimiento, por ejemplo. Es lo que me permite ser objetiva. 
¿Cómo poder sentirme completamente presente en mi presente si mi mente proyecta hacia el pasado y el futuro? Volvemos a la consciencia, a la observación, a la contemplación. La observación es lo que me ayuda a enfocar mi atención con la mirada hacia mi interior, dónde puedo observar mis pensamientos, sentimientos, juicios, expectativas, etc... sin darles bola, eso es presencia. Como siempre la meditación contemplativa y la proyección en equilibrio es lo que soy. Invisible y visible: verdad y creencias. La verdad es una visión objetiva y las creencias son una visión subjetiva, por tanto temporales, ambas están en mí. La verdad que es la observación objetiva de lo que nos sucede, es la que nos pone en contacto directo con lo que creemos y con lo que queremos. Y lo que creemos y lo que queremos es importantísimo para tomar nuestras decisiones en este plano físico, como animales que somos. 
Lo creemos está basado en nuestro pasado y lo que queremos es lo que nos impulsa hacia el futuro. La consciencia es la que observa la memoria pasada y la proyección hacia el futuro, en el presente, eso es observación. 
La memoria a veces, nos puede jugar una mala pasada sino nos observamos, solo eso. Puesto que si la utilizamos para reforzar nuestras creencias, nos podemos volver inflexibles, incluso llegar al fanatismo o a la obsesión. Pero esto solo sucede cuando intentamos controlar la mente y los pensamientos, cuando nos liamos entre estos. De ahí la importancia de la observación. La observación sin involucrarme en lo que está pasando en mi interior, es lo que me ayuda a darme cuenta que soy solo la que observa, no soy lo que pienso: desidentificación del pensamiento, sentimientos...
Nuestras creencias, pensamientos, emociones, son temporales y menos mal. En mi observarme me he dado cuenta que llevo mucho tiempo inmersa en memorias pasadas, recreándolas constantemente, enredada en mi pensamiento, y desde aquí intentaba proyectarme hacia un futuro, pero lo único que hacía era quedarme anclada sin ilusión, estaba congelada, por tanto no podía impulsarme hacia la acción. Cuidado con la memoria, o mejor dicho con liarte con ella. Pero repito, sin pasado, no hay futuro, puesto que ambos son proyecciones del pensamiento.
Hoy me puse un pequeño objetivo, porque necesito proyección hacia el futuro, algo simple, algo fácil para poder llevarlo a cabo. La mente necesita sentirse útil, un pequeño compromiso diario con el que cumplir le hace sentirse tranquila, hoy le doy espacio para hacer su función, sin controlarla. 
Se habla mucho del pensamiento positivo, pero ojo este también será temporal, transitorio, la aceptación de todo es el enlace entre la presencia y la proyección más eficaz y más saludable. Este es mi observarme de hoy. 
La aceptación es lo contrario a la manipulación o al control. 
Intentar tapar con una sonrisa una emoción de tristeza, no hace otra cosa que enquistar o cerrar en falso una herida. La observación de la emoción de forma objetiva, la conduce dejando pasar esa energía a través de nosotros. 
Tenemos la tendencia a esforzarnos para sonreír, para estar bien, pero cuidado con esto, puede ser un arma de doble filo. 
La consciencia es la que nos aporta una visión más amplia dónde podemos liberar las emociones, no taparlas.
A veces me encuentro con mensajes en facebook o mails, o carteles, etc… en los que pone: “sonríe a la vida, no dejes de sonreír, actitud positiva y bla bla”. Ojo con esto, se puede convertir en una cruz de mucho peso, hasta hacerse una coraza que nos impida estar en contacto con lo que realmente sentimos. Conozco de cerca personas que se han suicidado y nunca las vi tristes, siempre sonriendo. 
Otro punto es, no regocijarse en las emociones que no nos aportan bienestar, es diferente no regocijarse a taparlas. ¿Cómo hacerlo? De nuevo la observación, observar lo que nos está ocurriendo; qué pensamos, qué sentimos, cómo nos sentimos, pero sin entrar en una conversación directa con estos. Solo observación. 
La ilusión es necesaria para la vida, es la que nos impulsa hacia la acción, y la ilusión no es más que eso, una ilusión de la mente. 
Y ahora ya cumplido mi primer objetivo de hoy, escribir mi observarme. Voy a por el segundo ;).
...Y mientras, sigo observándome...

3 comentarios:

Jôse Ram Ôn dijo...

Es magnifico Rocío, llevo semanas "tropezándome" con el tema de la memoria... La mente es maravillosa, es un esclavo magnifico, pero es un amo muy tirano... Ya que la mayoria de las emociones con la que la hemos programado son absolutamte irreales... Gracias

Rocío Martín Villegas dijo...

Gracias por tu compartir José Ramón y bienvenido al blog. Espero seguir leyendo tus aportaciones.
Ya sabes... es de sabios compartir...
¡¡Un abrazo!!

Jôse Ram Ôn dijo...

Totalmente de acuerdo! Pásate por casa cuando quieras www.creologia.com