Algo que me instiga...



Hay algo muy profundo que me instiga... Algo que es muy fuerte. 

El AMOR. 

No la razón. No las fronteras. No las banderas. No. 

No el que dice NO. El AMOR de verdad, el puro AMOR. El que no entiende de palabras, ni gestos, ni bueno ni malo, ni valores, ni pensamientos, ni ideas, ni opiniones, ni condiciones, ni siquiera de educación. Ese que con solo una gota de sí, es capaz de hidratar todos los corazones resecos y dormidos y despertarlos. Ese que es capaz de viajar por todos los universos y suavizar, relajando con una sola caricia todos los ceños fruncidos. Ese que sin usar la fuerza solo por su presencia estimula, que todas las fronteras de miedo disfrazadas de razón, caigan rendidas a sus pies haciendo una reverencia. Ese que se abre paso sin intención a través de las grietas duras, macizas, de roca, máscaras y escudos, porque simplemente es como agua; fresco, flexible, transparente, líquido… Que cala, filtra y nutre… Ese que acepta incluso que no acepta, y que le da igual que etiqueta le pongas. 

AMOR está aquí, y no se rinde, porque no lucha. Sin embargo MIEDO también está aquí y lucha. Muchas veces se disfraza de autoestima y dignidad, y se dibuja en forma de palabra cariñosa, de consejo, de cita célebre, de brillantez, de ingenio, de susurro de amigo, de recomendación de madre, de aliento de padre, de sonrisa, de regazo de novio, de buenos modales, incluso a veces aparenta ser un abrazo. Pero se reconoce fácil, porque su mensaje siempre es el mismo: "Autoestima es apartar de tu vida todo lo que te provoque dolor, todo lo que no te guste". Pero no, ese no es AMOR, sino MIEDO. ¿Cómo lo sé? Sencillo, AMOR no es división sino unión. AMOR no aparta, abraza. AMOR no se protege, confía. AMOR no ve diferencia entre él y el MIEDO. AMOR Sabe que son uno solo. 
Abrir las puertas al AMOR no es fácil, porque, cuando te toca, todo lo que creías sobre él resulta que no es. Todo lo que te habían contado; tus padres, profesores, amigos, etc… no es. Y entonces todo lo que creías que eres, deja de ser relevante, y se desvanece la idea sobre ti y todo tu mundo. Cayendo todos esos muros que te separan del resto. ¡¡Creencias a la mierda!! Y uf!! Madre mía… aquí se siente dolor, incertidumbre. ¡¡Acojona!! Te das cuenta que has vivido una mentira. 

Con las personas que me relaciono comparto, no mi idea sobre el amor, sino que abro mi corazón y dejo que el propio AMOR hable a través de mí, a veces. Pero muchas veces veo como sus caras cambian, de la sonrisa al gesto de desconcierto. Y entonces me dicen aquello de: “sí sí. Si todo lo que dices es muy bonito, pero hay que pisar con los pies en la tierra”. Y me pregunto: “¿Dónde coño estoy pisando?” Algunas personas dejan de relacionarse conmigo porque de alguna forma supongo una amenaza para sus creencias. Otras veces sin embargo lo hago yo, me aparto de los demás. Desde aquí, tras los cristales miro el mundo… Meto la cabeza en mi concha y nada me toca las narices, pero la realidad es que aquí, nada ni nadie me toca. 

Antes tuve MIEDO a la soledad, no quería estar sola. Y ahora también le tengo miedo, pero de otra forma. Porque me he dado cuenta, que es muy fácil acostumbrarse a la soledad. Aquí estoy yo conmigo misma y nada me perturba. Y si me relaciono con otros en un momento dado, pues… saco un poco la cabeza por la ventana y lo hago de una forma superficial; me convierto en lo que es “políticamente correcto” y digo cosas “normales”. Me pinto la mejor de mis sonrisas y todo el mundo contento. Después, vuelvo a mi concha… Pero el AMOR me instiga desde lo más profundo a traspasar los cristales y mirarte directamente a los ojos y abrirte mi corazón mientras acaricio el tuyo. Porque solo así seré capaz de verme a mí misma. El AMOR me ha tocado con su varita mágica alumbrando dónde moraban mis creencias dejando a la vista que no son VERDADES; consciencia. 

A veces me siento como extraña. Desde niños nos venden la moto de que ser humildes es lo correcto. Pero no hablan de humildad hablan de no ser sinceros, muchas veces. Si uno habla abiertamente de sí mismo bien, es de ser un presuntuoso, por ejemplo. 

En mi caso, lo que me sucede, es que a veces creo que me he equivocado de Universo, de momento, de lugar… Me jode que el AMOR se apodere de mi razón, quiero ser como la mayoría. ¿Y cómo se interpretan estas palabras en un mundo en el que está mal visto hablar así de uno mismo? Si todavía crees que humildad es lo que te han contado, estas palabras te llegarán como si me las hubiera dictado un sentimiento de superioridad, te provocarán rechazo. 
Nada es como nos lo han contado. Pero esto es lo maravilloso del AMOR, que por miles y millones de etiquetas que le hemos ido poniendo a lo largo de la historia de la humanidad, no se ha identificado con ninguna. Y sin lucha siempre se mostró y siempre ha estado entre nosotros. En realidad AMOR...
¡¡ERES  TÚ!!

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