LO QUE ME UNE A TI...

Aun estoy perpleja por la grandeza de la existencia, por su magia, por su sutileza. Por cómo a través de hechos casi insignificantes se muestra ante mí la VERDAD. Pero solo soy capaz de verla cuando estoy abierta y escucho. Cuando no juzgo. Cuando no busco respuestas. Bueno… no solo se muestra ante mí la VERDAD a través de hechos, ni siquiera es que se muestre ante mí. LA VERDAD ESTÁ EN TODO, pero yo no siempre la veo. Solo cuando observo; escucho, miro y siento en profundidad la sé. 

Cuando me detengo ante la pregunta: ¿quién soy? Llego a un nivel de comprensión profunda sobre la VIDA y mi propio SER, y desde ahí sé que solo somos uno. Y aunque ahora lo haya separado: VIDA y mi SER, sé que la separación es una idea, no la VERDAD.
La pregunta ¿quién soy? Tiene un sentido propio que no puede otorgarle ninguna respuesta unilateral. Y ahí me encuentro a mí y me encuentro contigo. Solo cuando no busco respuestas, es cuando encuentro esencia. 
Existen muchas otras preguntas que me he formulado y me formulo a lo largo de mi vida, pero ésta es la única que me lleva en lo más profundo a un estado de quietud permanente.

La pregunta ¿por qué? Me ancla en una espiral de desolación que no me lleva a ninguna parte solo giro y giro. Si encima busco respuestas ni te cuento, me mareo. 
La pregunta ¿para qué? de vez en cuando me saca del paso por un breve espacio de tiempo, tampoco me lleva a esa profundidad de sentido. Por eso sé que la pregunta es ¿quién soy? Esa es la pregunta que me devuelve a mi estado natural de paz interior de forma permanente. Y no sé por qué, ni para qué…

Ya sabemos que la mente necesita entender, que no le basta con la comprensión sin razón. Por eso automáticamente ante cualquier pregunta (pero ahora voy a hablar de la pregunta ¿quién soy?) busca todas las respuestas posibles en cada uno de sus rinconcitos. Y las respuestas variarán según su punto o grado de identificación. Así que me dirán; soy esto o aquello o así o asá, bajo la influencia del pasado. Lo diré más claro; factores como la educación, la experiencia, los conocimientos, ideales, valores, etc… etc… serán lo que determinarán tanto el número de respuestas posibles, como las respuestas en sí sobre quién creo que soy. Y todas las respuestas serán razonables y súper lógicas desde mi punto de vista, claro. Pero nunca objetivas y mucho menos la VERDAD. Ni siquiera me acercarán a ella, ni a ti, ni a mí, sino que me alejan de mi verdadera identidad mostrándome una ilusión o falsa identidad basada en la búsqueda de sentido de SER a través del raciocinio. Mi mente habla de lo que cree, de lo que conoce, de lo que piensa.
A mí personalmente me vienen millones de respuestas cada vez que me formulo una pregunta y todas parecen verdaderas, pero tarde o temprano me llevan a sentirme más perdida que un pulpo en un garaje. Si no en ese momento, en poco tiempo. Y es que la diferencia entre una creencia y la VERDAD solo es su permanencia: Una creencia es temporal, una VERDAD es atemporal. Lo mismo me sucede con preguntas como: ¿por qué? ¿para qué? ¿cuándo? Por eso sé que la pregunta ¿quién soy? está directamente vinculada a la VERDAD, no tiene fecha de caducidad.
Todas mis respuestas son subjetivas y son defendibles hasta la muerte como las tuyas. Así que si mi relación conmigo parte de mi razón, es muy difícil que te vea, así que no podré AMARTE. No sabré quién soy, no sabré quién eres. Te podré querer por un tiempo, pero por cuánto. ¿Por cuánto tiempo podrás satisfacer mis necesidades? ¿Por cuánto tiempo estaremos de acuerdo? ¿Cómo amarte si no cumples mis expectativas? ¿Si no te gusta lo que a mí? ¿Si no eres cómo yo? Mis ideas, mi razón me separa de ti, me aleja de mí, porque tú y yo somos uno. No es que todos somos uno, es que TODO; la tierra, el sol, los árboles, los animales, las personas, las estrellas, cada grano de arena, cada pelusa, incluso cada cosa que mi mente no conoce, forma parte de una sola entidad; compartiendo un pulso, una respiración, una melodía, un alma. Así que permanezco en ¿quién soy? y respiro y ahí me encuentro…

Si busco respuestas la pregunta pasa a un segundo plano y son dichas repuestas quienes toman protagonismo. Lo que satisfará por un periodo determinado de tiempo las necesidades de mi “pobre coquito”; de entender, clasificar, ordenar, etiquetar y almacenar. Pero estas respuestas son creencias que no permanecerán demasiado tiempo. Por eso hay quien dice que la mente es insaciable, pero no es que sea insaciable es que lo que cree no es para siempre. Otra cosa de mi coco es que quiere tener razón, de hecho sabe que tiene razones suficientes para creer esto o aquello… Siempre tiene razón. ¡Uf menuda es! no la contradigas que le sobran argumentos.
…Si me dejo llevar por mi condicionamiento, una de mis respuestas ante la pregunta ¿quién soy? es: “Soy un microbio insignificante. Un punto absurdo en la inmensidad sin sentido y vulnerable que pulula por el espacio sin rumbo fijo y que en cualquier momento ¡puf! Desaparece”. Otra: “Soy lo que ves, ni más ni menos”. Otra respuesta es: “Ni idea, nadie; no tengo trabajo, ni pareja, ni hijos, ni siquiera una casa”. Otra es: “Soy una mujer fuerte que no necesita nada de nadie”. Otra es: “Soy rubia, bajita, con mucho carácter y con falta de decisión”. Otra: “Soy una hija cariñosa pero gruñona”. Y así infinitas…. Y esto solo habla de lo que pienso, de lo que creo que soy, pero no habla de mí SER. Como mucho habla de cómo me manifiesto, pero no de quién soy. Es como una verdad a medias. Le falta algo a estas respuestas. Y desde aquí no encuentro el sentido profundo a mí existir, no hallo mi sentido de SER. Y por esta falta de sentido me sigo buscando fuera, intentando encontrarme en lo que me rodea. Pero cuando lo que me rodea falla o mejor dicho juzgo que falla, es como si muriera y sufro una “crisis de identidad”. En definitiva desde esa falta de entendimiento racional sobre la propia existencia y su inentendible sentido, intento satisfacer mis propias ralladas mentales buscándome en los objetos y personas que me rodean. Y pidiendo; ¡¡¡quiéreme!!! ¡¡¡dame amor!!! ¡¡¡libertad!!! ¡¡¡dame tranquilidad!!!! Resumiendo, en definitiva lo que pido de forma subliminal es: ¡¡¡Dame sentido de SER!!!! 

Las respuestas no son más que una sola cara de la moneda, un punto de vista sin duda subjetivo e incompleto sostenible por un tiempo determinado. Al final siempre acabo en el mismo sitio, sin sentido, con otra "crisis de identidad". Porque en la razón me puedo mantener un tiempo limitado. Y me alejo de mi y me alejo de ti, de la VERDAD...
Sí, desde ahí solo encuentro satisfacción cuando veo cumplidas mis expectativas con relación al tener. Ya sea tener una pareja, una casa, un trabajo, razón etc... Incluso al tener algo que hacer. Como si eso pudiera otorgarme sentido de SER. Y claro, eso se desvanece en el tiempo, porque por h o b, nada prevalece; ni la pareja, ni los amigos, ni los bienes materiales, ni siquiera lo que necesito desde ese YO inventado. Porque cuando cambie mi idea sobre lo que me rodea, lo que me rodea deja ser lo que pensaba. Incluso mis necesidades variarán según mi momento. Las necesidades serán según mi presente determinadas por mi pasado. O lo diré aun más claro, mis necesidades serán según ese YO que me invento y que tiene una duración limitada. Si ese YO es inflexible y radical (y ojo repito eso son etiquetas mentales) mis necesidades es posible que se mantengan por más tiempo en mi vida. Pero si ese YO inventado es más flexible o volátil, o bien, es más influenciable. Mis necesidades también irán cambiando más rápido. Pero lo que está claro, es que al final mis necesidades tendrán un inicio y un final. Así que da igual que sea por un día o por un año… En algún momento eso se caerá, y la ilusión ilusoria de que ya he alcanzado ese sentido de SER proyectándome en lo que me rodea a un nivel por supuesto superficial, me daré cuenta que era un espejismo que de nuevo se difumina, y entonces… ¿Cómo me sentiré? Perdida, dolida, dañada, abandonada… En definitiva una puñetera víctima de alguien o de algo como la propia circunstancia o incluso víctima de la suerte… Pero este sentirme víctima no deja de ser otra “crisis de identidad”; con lo que me identificaba ya no está, ya no es, y mi mente cree morir. 
Ya sabemos que el miedo a morir es lo que nos mantiene en ese tengo razón. En ese YO soy así o así… Si tú no estás conmigo estás contra mí, no hay más. ¿Simple? Y entonces me defiendo de todo lo que (creo) me amenaza. Y pierdo la posibilidad infinita de las infinitas posibilidades. Porque... (y hablo de cómo me manifiesto yo); o bien me doy media vuelta para no afrontar mis miedos. O bien busco excusas para justificarme y llegar a ese “me la sopla” . O bien me autoafirmo en el “eso no es mío es tuyo” para no sentir el dolor y la frustración que me provoca no ver cumplidas mis expectativas. Y prefiero eludir la responsabilidad de cómo he afectado a ese resultado. Y así me alejo de ti… me alejo de mí. No puedo verte, no me veo. Solo puedo quererte temporalmente, mientras estés a mi favor. Pero… ¡¿Cómo AMARTE?!

De forma sencilla; la mente necesita atención, como todos, como todo, pero no más ideas. Ahora vuelvo a hablar desde mi condicionamiento: “Y esto por desgracia es lo fácil de vivir cuando miro a mi alrededor desde esta mente, audaz y lista, y sobre todo manipuladora”. Esta idea también es incompleta y tiene fecha de caducidad, por eso sé que es una creencia. Según mi estado anímico lo juzgaré como una desgracia o bien como un regalo. Esa es una de las señales, esta frase está escrita desde mi condicionamiento. Y la realidad es que darme cuenta de mi condicionamiento sin querer entenderlo, me aporta luz y me abre un espacio completamente vacío. Eso sucede cuando le regalo atención a algo sin más. Así que permanezco en la pregunta ¿quién soy? y siento quietud profunda.

…La realidad es que soy muy afortunada e importante por el mero hecho de formar parte de algo tan misterioso e inexplicable como es este gran organismo al que de alguna forma pertenezco y contribuyo en no sé qué… ni cómo… ni para qué… Y de alguna manera también misteriosa e inexplicable sé que entender esto no es importante. Porque la comprensión en sí misma ya tiene sentido y no necesita ser entendida y mucho menos etiquetada. ¿Cómo entender el sentido de la vida, de la existencia? ¿Cómo entenderlo desde esta mente que solo cree lo que conoce? ¿Cómo entender desde esta mente que se encuentra encerrada entre paredes que la limitan y que es incapaz de ver más allá de sí misma? (Aunque este último párrafo tiene aspecto superficial de creencia, lo respiro y siento atemporalidad). 
…Y de repente me siento muy importante, pero no como Rocío, sus circunstancias y rollos mentales. Sino como una pieza clave de este puzzle. Como un punto que está conectado al infinito, inmedible, incontable; TODO. Y me lleno de GRANDEZA.
Y de repente mis sentimientos y necesidades personales; mi dolor, mi tristeza, mi frustración, mi alegría, mis anhelos, mis desvelos, etc… pasan a otro plano en el que la autoimportancia cambia de dirección o mejor dicho se expande en todas direcciones. Y la alegría superficial que podía recibir del mundo exterior (satisfacciones por ver cumplidas mis expectativas) se transforma en una apertura total desde el corazón, nutriendo cada célula de mi cuerpo. Y no significa que haya dejado de sentir o de importarme mis necesidades, ideas y emociones, ni mucho menos… Es que ahora me encuentro a mí y puedo verte. Desde la pregunta ¿quién soy? TE AMO.

No hay comentarios: