ABRIRSE A LA VIDA


¿Cómo reconocer si uno está abierto a la vida?

Para reconocer la verdad, primero hay que destaparla... No es fácil de reconocer. Nuestras creencias nos la juegan. Yo me he dado cuenta de algo, y es que cuando creía que estaba totalmente abierta a la vida era precisamente cuando estaba cerrada.
Todas mis máscaras, las que me adjudicaba; "eso soy yo" y el "yo soy tal o cual, así o asá", mis ideas y mis creencias actuaban a modo de tupperware. Sí, de esos de cierre hermético, y dentro estaba yo. Completamente aislada. Envasada al vacío. No me tocaba ni el aire. Y aunque yo creía que estaba totalmente abierta a la vida, era solo una creencia, no la realidad. Pero claro... ¿Cómo reconocer que esas máscaras e ideas eran mi cárcel? Todas las máscaras te separan de la VERDAD, te aislan.
Una de mis máscaras era la de "yo soy super social". Esta especialmente es muy difícil de reconocerla como algo que te separa, que te mantiene aislado. Porque aislamiento y sociabilidad en teoría son contrarias, así que era muy difícil descubrirla. Mis ideas sobre qué significa aislamiento y lo que ES no tiene nada que ver, pero yo no lo sabía. Y con lo que significa estar abierta a la vida tampoco, así que creía que era una persona muy abierta. Otra de mis máscaras era la de... "yo soy super feliz". Y aunque así lo disfrutaba, no era la realidad, puesto que condicionaba a la felicidad con mis creencias. Dicho así suena absurdo, ¿cómo voy a condicionar a la felidad yo? Es decir, sí, yo era feliz, y creía que ser feliz dependía de las circunstancias. Así que era feliz siempre y cuando las circunstancias fueran las que yo quería y cómo yo quería, sino no era feliz. Esto no era más que mi concepto de lo que es la felicidad para mí, pero no tiene nada que ver con esta. La felicidad, como todo, no depende de lo que yo crea que es, ES  más allá de lo que creo. En fin, ahora no voy a relatar todas y cada una de mis máscaras (de las que me he dado cuenta, digo)... Pero sí comparto estas dos, porque son las que mejor se camuflan  y tapan la realidad y repito, por lo menos de las que me he dado cuenta.
Resumiendo, es muy difícil discernir creencia de realidad, pero muy sencillo a la vez. Un truco para saber lo que es real de lo que no, es tan simple como preguntarte si eso es, o si es condicionado. Es decir, si para que eso sea en ti, tienen que cumplirse ciertos requisitos, y si es así eso es una creencia, no la VERDAD.
Yo empecé a darme cuenta de todo esto cuando mi mundo exterior cambió. Salí de mi zona cómoda de repente. Asumo mi responsabilidad, pero en ese entonces creí que salí a lo desconocido obligada por las circunstancias... ¡Vamos! que me consideraba una víctima. Gracias a eso mis creencias se fueron a pique. No fue fácil. Mis circunstancias eran otras y no exactamente las que según yo, me aportaban la felicidad. Eso me llevó a darme cuenta de cómo me buscaba fuera. De cómo me identificaba con todo lo que me rodea. ¿Si mis circunstancias no son las que quiero, la felicidad no es en mi?
Pero antes de llegar a ese punto, opuse total resistencia a la vida. Intentaba cerrar a la fuerza el tupperware que ya se estaba abriendo. Queriendo a toda costa cambiar las cosas. Quería volver a mi zona de confort, zona en la que me manejaba perfectamente hasta ese momento. Luchaba con uñas y dientes para volver atrás. Pero claro, la vida sigue y es imposible dar marcha atrás. Ya había empezado a vislumbrar la luz. Era insostenible mantenerme en mi ceguera. Fue entonces cuando me empecé a sentir completamente desnuda, perdida... Mis máscaras, mis creencias y mis ideas, incluso valores, empezaron a caerse... 

Abrirse a la vida... Es vivir sin resistencia... Es dar y recibir, sin exigencias... Es amar la vida, sin querer retenerla... Es fluir con el río a favor de la corriente, sin querer cambiar su rumbo... Es respirar y permitir que te impregne la existencia, sin esfuerzo... Es inocencia, sin expectativas...  Solo así sentirás la vida como un regalo. Cada experiencia, cada momento será un regalo... Sólo así podrás sorprenderte... Solo así comprenderás que la felicidad no es un juicio y no es dependiendo de lo que creas que es, la felicidad ES más allá de lo crees, como la VERDAD... como TODO... 

Abrete, ábrete a la vida. La sociedad te enseña a cerrarte, a hundirte en ti mismo. No te permite siquiera una ventanita para que salga algo. Pero recuerda, cuando no sale nada, tampoco entra nada. Cuando las emociones no pueden salir, estás cerrado; si tocas una rosa hermosa, nada entra; miras una flor, pero nada entra. Tus ojos están muertos y cerrados. Besas a una persona: no entra vida, porque estás cerrado. Vives una vida insensible. La sensibilidad crece con la conciencia. Con el control te vuelves lerdo y muerto, entonces nada te afectará , como si el cuerpo se hubiera convertido en una fortificación, una defensa. Nada te afectará, ni el insulto ni el amor. Pero el precio de ese control es muy alto e innecesario. Cuando se convierte en el esfuerzo entero de la vida equivale a morir. Este esfuerzo por controlar absorbe todas las energías , y la vida se convierte en una cosa pesada y muerta que de alguna manera vas sobrellevando.   (Osho)


Solo si estoy abierta a la vida puedo recibir el regalo de vivir de y en la VERDAD...